La alta verja de hierro negro, que como el ciprés alargado, delimita dos mundos.
De entre sus barrotes, se escapa el olor a incienso cuando se eleva sobre el retablo.
Dieciseis hábitos y sus tocas negras nos dan la espalda.
Sus cantos de timbre agudo y dulce, nos sobrecogen.
La cítara, nos transporta.
Mientras, esconden su grandeza, bajo el reclinatorio.
2010/09/03
Globalización
Este mes de agosto, en Donosti, he aprendido a admirar aún más si cabe, la importancia de:
la individualidad, frente a lo colectivo;
la diferencia, frente a la uniformidad;
la singularidad, frente al grupo.
En definitiva, la importancia de la afirmación de la propia personalidad, trasladada al grupo del que formamos parte, a la nación, como portador de valores, cultura y costumbres diferentes a la de los pueblos y naciones supuestamente más avanzados.
Frente a la globalización y uniformidad de la cultura, la exaltación de nuestros valores tradicionales y diferentes.
Apoyemos:
La chapela, frente a la gorra de beisbol;
Las cocochas, frente a la hamburguesa;
Las traineras, frente a la formula 1;
Los aizcolaris, frente al wrestling;
El Txacoli y la sidra, frente a la ginebra y la coca cola,
¿Será el síndorme de Estocolmo?
la individualidad, frente a lo colectivo;
la diferencia, frente a la uniformidad;
la singularidad, frente al grupo.
En definitiva, la importancia de la afirmación de la propia personalidad, trasladada al grupo del que formamos parte, a la nación, como portador de valores, cultura y costumbres diferentes a la de los pueblos y naciones supuestamente más avanzados.
Frente a la globalización y uniformidad de la cultura, la exaltación de nuestros valores tradicionales y diferentes.
Apoyemos:
La chapela, frente a la gorra de beisbol;
Las cocochas, frente a la hamburguesa;
Las traineras, frente a la formula 1;
Los aizcolaris, frente al wrestling;
El Txacoli y la sidra, frente a la ginebra y la coca cola,
¿Será el síndorme de Estocolmo?
En busca del templo perdido
Llevo años a la busqueda infructuosa del templo perdido.
Templo gastrónomico.
Me refiero a un plato al que "venerar", no a un restaurante de culto, y para mi ese es sin duda: la tortilla española.
Sin duda, existen restaurantes en los que te sientas a la mesa y te traen una buena tortilla de patatas, pero no encuentras ya una sola barra a la que llegues de improviso y puedas saborear un buen pincho de tortilla.
Pero no quería hablar aquí de lo que ya no hay, y si lo encuentras peor, porque ¡son industriales!, si no de la constatación del hallazgo tanto tiempo buscado.
Es en el norte de España: No en Betanzos, si no, en Guipuzcoa y en Vizcaya, donde se encuentra la mejor tortilla española, donde se alcanza la perfeccción en la cocción de la patata y la cebolla, donde se mezclan estos dos ingredientes con el huevo en la proporción adecuada, donde se cuaja al punto exacto.
En el altar de cualquier barra, y a cualquier hora, siempre hay una buena tortilla de patatas, reciente y templada, que disfrutar.
Templo gastrónomico.
Me refiero a un plato al que "venerar", no a un restaurante de culto, y para mi ese es sin duda: la tortilla española.
Sin duda, existen restaurantes en los que te sientas a la mesa y te traen una buena tortilla de patatas, pero no encuentras ya una sola barra a la que llegues de improviso y puedas saborear un buen pincho de tortilla.
Pero no quería hablar aquí de lo que ya no hay, y si lo encuentras peor, porque ¡son industriales!, si no de la constatación del hallazgo tanto tiempo buscado.
Es en el norte de España: No en Betanzos, si no, en Guipuzcoa y en Vizcaya, donde se encuentra la mejor tortilla española, donde se alcanza la perfeccción en la cocción de la patata y la cebolla, donde se mezclan estos dos ingredientes con el huevo en la proporción adecuada, donde se cuaja al punto exacto.
En el altar de cualquier barra, y a cualquier hora, siempre hay una buena tortilla de patatas, reciente y templada, que disfrutar.
Independentzia
No se si es una contradicción o por el contrario la afirmación de su locura, pero tienen la quinta columna infiltrada donde más les podía doler: ¡en la gastronomía!
Ya no son suficientes los tradicionales "pintxos", el besugo, las cocochas o el chuletón, de esos que solo un avezado "aizkolari" podría encajar, para atraer a los turistas que recorren el viejo puerto de Donosti.
Ahora, se ven obligados a utilizar el reclamo del plato más tipicamente español: "LA PAELLA".
Es decir, aquí les damos de comer igual que en el resto de España.
¡Hay que fastidiarse!
Agur
Ya no son suficientes los tradicionales "pintxos", el besugo, las cocochas o el chuletón, de esos que solo un avezado "aizkolari" podría encajar, para atraer a los turistas que recorren el viejo puerto de Donosti.
Ahora, se ven obligados a utilizar el reclamo del plato más tipicamente español: "LA PAELLA".
Es decir, aquí les damos de comer igual que en el resto de España.
¡Hay que fastidiarse!
Agur
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