El peor alcalde

Tachaban de radicales, mis críticas a la megalomanía de nuestro alcalde, Gallardón el estalinista, por el gasto exagerado que hace del erario municipal, a costa como no de nuestros impuestos, incluso me tachaban de ¡"rojo"!.

Veamos, un señor que para desempeñar su trabajo, se ha de trasladar al edificio más emblemático de la ciudad, haciendose construir un despacho de 80m2, mayor que el del presidente de Estados Unidos. ¿Es necesario? o es solo una cuestión de ego a costa de mi dinero y del de todos los madrileños. Bloomberg, el alcalde de New York, no solo no tiene un despacho como el de Gallardón, sino que ¡no tiene despacho!, trabaja en una zona común con el resto de trabajadores del ayuntamiento, separada del resto de puestos de trabajo por mamparas, pero claro es que Gallardón es el alcalde de Madrid y como iba a seguir trabajando donde lo han hecho todos sus predecesores, ¡faltaría más!.

¡A gastar!, que el dinero es de otros y si ha empleado 42 millones de euros en la mudanza, ¿qué es eso comparado con la deuda que nos ha dejado a todos los madrileños, de por vida...?.

Y luego hablan de rojo, pero si parece que lo que les satisface a ellos, es que otros "más listos" vengan a administrar y gastar sin medida su dinero.

Y lo peor, es que este personaje nubla el discernimiento de mis amigos, ya que le distinguen como la única persona inteligente y capaz de entender y dar al electorado lo que este pide, para poder ganar las elecciones.

Pues bien, en este asunto, como en todos los demás en la vida, primero hay que ser consecuente, después mantener y defender los valores en los que uno cree, independientemente de la popularidad de los mismos entre el resto de la sociedad.

Como dijo Benedicto XVI, la Iglesia Católica, será minoritaria en el futuro, porque no vamos a cambiar nuestros valores, principios y creencias, porque estas no sean populares entre la corriente de opinión mayoritaria de la sociedad actual.