2008/09/29

El tío Tom

¡Qué bien queda un negro en la puerta de un hotel!

Aún hoy en Madrid, esa imagen del hombretón negro en la puerta de un hotel, impecablemente uniformado, franqueando el paso al interior, nos da a entender que estamos ante un establecimiento en donde la atención y el trato se presumen exquisitos, porque en nuestro subconsciente aún se asocia la imagen de un negro con la del trato servil con el que nos podamos sentir esos "señores" que ya no somos.

Este verano en una playa de levante, observaba a blancos veraneantes y a negros inmigrantes, descubríendo estupefacto el efecto letal que el progreso ha inferido al hombre blanco.

Una raza morbida, blanda, acomodada, sin complejos y sin voluntad, vacía y sin fuerzas para seguir manteniendo el liderato del mundo

Y por otro lado la fuerza y la legitimidad que la necesidad ha marcado a fuego en el hombre negro.

Una raza fuerte y limpia, llena de sufrimiento y por tanto de vigor; humilde y sencilla capaz de progresar y de lograr retos que a nosotros se nos antojarían imposibles; plena de facultades y de posibilidades.

Sin duda, nuestro modelo está agotado

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