De la construcción del estado a partir de la aportación que hace cada uno de los individuos que lo forman, al aniquilamiento del individuo por la estatalización de la sociedad.
Esto decía el presidente americano Kennedy en Arlington hace unas decadas:
Así pues, compatriotas: pregúntense, no lo que su país puede hacer por ustedes, sino lo que ustedes pueden hacer por su país.
Hoy, con la justificación de la defensa de amenazas terroristas y las terribles consecuencias de la crisis financiera, los tentaculos del estado abrazan y engullen hasta el último resquicio de la actividad del individuo.
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