2008/06/12

Tierra Santa. Deja todo y sígueme. Cap III

Nazaret, una ciudad sin encanto, sin interés, marrón más que gris, donde nadie pararía sino fuera porque allí vivieron: Jesús, María y José.
Una pequeña ciudad que no se pasea, donde los coches se lanzan a tumba abierta por sus calles sin aceras.
Una ciudad que asimila y mimetiza sus colores y tonalidades de su mayoría de población árabe, existe un oasis de paz, tranquilidad y encanto: la iglesia de las hermanas de Focault.
Allí, sentados alrededor de la hermana..., una hermana cualquiera de la orden, escuchábamos con admiración y no sin cierto sonrojo, su labor, esfuerzo y dedicación para con los más necesitados.
Allí, sentados escuchando la luz que irradiaba el espíritu iluminado de la hermana, desde esos confortables sillones, nos hacíamos más pequeños, más insignficantes, más de carne y hueso.
Impresionado por la fortaleza de la hermana y su dedicación para con los demás, nos hundíamos avergonzados en los mullidos almohadones del sillón queriendo esconder nuestra debilidad y pequeñez.
He aquí la esclava del Señor, hagase en mi según tu palabra...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

�Oh! amigo m�o qu� dichoso es usted y qu� dichoso me est� haciendo a m� s� lo confieso, fu� yo qui�n le pidi� que continuara, y le doy las gracias. Gracias porque me siento alimentado como usted lo fu� por esa hermana llena de luz, llena de viento que sopla hasta sus corazones. Cami, pocas personas tienen la suerte de sentir su propia debilidad y peque�ez y ni que decir aceptarla, ni siquiera la imaginan, porque supone un gran dolor para el alma. Dolor que como ese grandull�n humilde sabe remediar. Y all� en ese sacerdote est� esperando esa Luz que ahora escucha pacientemente para oir lo que ya sabe y as� reconoci�ndonos peque�os y debiles, nos inunda para lucir tambi�n como esa hermana o ese hombre cualquiera

Anónimo dijo...

Por favor, Cami, continue...espero pacientemente...gracias

Anónimo dijo...

Yo también estoy ávida por saber
tus impresiones, lo que sentíste, lo que viviste, lo que te llegó al
alma al pisar Tierra Santa,y pasar por donde vivió Jesús. Tus artículos, me encantan pero me saben a poco.¡Quiero más!