Hasta ahora no había caído en la importancia de la sanación del Alma.
Estamos acostumbrados a ver como los médicos sanan personas con el cuerpo enfermo, pero en este mundo en el que ya no existe el pecado, asistimos a la sanación del alma.
Mientras visitabamos la iglesia que en honor de la Virgen del Carmen hay en el Monte Carmelo, en el momento en que nuestro querido padre Emilio acababa de explicarnos los pormenores del monumento, ví como un desconocido, un hombretón, adulto, corpulento, alto y grande, se le acercó, para pedirle: ¡Confesión!
Este hombre, al visitar la iglesia y ver al humilde Franciscano, sintió la necesidad de que le ayudaran a afligir su sufrimiento, a expiar la culpa que supongo no le dejaba descansar en paz...
Tal vez porque es un sacramento que no practico, porque como decía, hoy ya no pecamos..., me conmovió como ningún otro hecho durante la peregrinación.
Como está persona grande y fuerte necesitaba el alivio del alma, que alguién le devolviera "la salud espiritual".
Y sobre todo, como ese alguién tenía en sus manos la capacidad de curación, para en el nombre del Padre..., otorgarle el Perdón que sanó su alma.
1 comentario:
¿ Cuándo sigue ?
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